jueves, 23 de mayo de 2013

Discurso fin de curso 2012-2013

Algunos alumnos y padres me han pedido que suba el discurso.

Aquí lo tenéis para cuando lo queráis leer.

Muchas gracias a todos los que me habéis escrito agradeciendo mis palabras




Agraïments

Ana, Rebeca, vull escriure aquest paràgraf en una de les meues llengües, però será curtet, només per agrair-vos l’ajuda que m’haveu donat per a poder redactar millor aquest discurs. La llengua és fonamental per a poder trasmetre els coneiximents, per tant, la vostra tasca és molt important. A més a més lluiteu sempre perquè la llengua no siga un arma política sinó una manera per què ens entenguem, i poguem sempre construir amb ella, i mai més destuir amb ella. Gràcies.
A veure si així aprove el nivell II i el mitjà.
 


Buenas tardes a todos y a todas.

Cuando Fernando me dijo que tenía que hacer este discurso, después de tranquilizarme y pensar que en el fondo me aprecia, intenté inventar una excusa para librarme de ello. Al no encontrar nada creíble, decidí que era una oportunidad única para poder explicar bien el método de integración de las funciones racionales con denominador un polinomio de raíces complejo conjugadas. Ya me veía buscando con los de ciencias y ciencias sociales logaritmos neperianos y arcotangentes y a los de humanidades, emocionados por descubrir un campo en sus vidas con tanto poder de atracción…Buff

Salí del sueño de la siesta y entonces me puse a pensar: ¿qué podría regalar este día? El mensaje que llevara el discurso, me gustaría que fuese compartido por todos los educadores del cole y por todos los educadores de los colegios de procedencia de los muchos alumnos que entrasteis en el colegio en primero de bachiller.

Decidí no transmitiros solo un mensaje más, sino que se notara que sale de mi corazón. ¡Vamos a ver si lo consigo!

El año 1995 fue un año normal comenzado en domingo. La Organización de las Naciones Unidas lo declaró «Año mundial de conmemoración de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial» y «Año de las Naciones Unidas para la tolerancia». Este año, fue el año en el que se empezó a utilizar el Windows 95 e internet explorer, fue el año en el que se acordó la creación del Euro.

Pero,
¿Por qué os hablo de 1995?
1995, es el año en el que la mayoría de vosotros comenzasteis a disfrutar del mayor regalo que una persona puede dar a otra y que recibisteis de los que más os quieren, vuestros padres. Este regalo, la vida, ha llegado a su primera mayoría de edad en cada uno de vosotros y es un buen momento para hacer balance.

Pero ese año, ocurrió algo, también muy importante para mí. El 1 de septiembre de 1995 me casé y recibí un regalo muy poco común, que iba a marcar mi futuro. El 1 de septiembre de ese año comencé a trabajar de profe en el colegio San José de Calasanz (bueno, ese año me libré de las tediosas reuniones de principio de curso porque estaba de viaje de novios en París, algo único, lo de librarse de las reuniones quiero decir).

También, como vosotros, he alcanzado mi mayoría de edad en el colegio y es buen momento para hacer balance.

¿Será el destino? Yo no creo en esas cosas, siempre he pensado que de vez en cuando hay que revisar el pasado, para poder entender el presente y así construir un futuro.

Para empezar a entender el mensaje, quiero leer unos fragmentos de un cuento precioso de Jorge Bucay. En él, se cuenta que un buscador encuentra en su camino un cementerio en el que todos los que allí están enterrados tienen una muy corta edad. Dice así:
Sus ojos eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción:
Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.
Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar.
Mirando a su alrededor el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla, decía:
Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas.
El buscador se sintió terriblemente conmocionado.
El personaje se extraña mucho de lo que ve en ese cementerio y se siente triste, hasta que un anciano que cuida de él, le explica el sentido de lo que en las lápidas está escrito. Os lo leo:
El anciano se sonrió y dijo:
- Puede Ud. serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré...
Cuando un joven cumple 15 años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgado al cuello.
Y es tradición entre nosotros que a partir de allí,, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y anota en ella:
a la izquierda, qué fue lo disfrutado...
a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.
Conoció a su novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿una semana?, ¿dos?, ¿tres semanas y media? ...
Y después ... la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana? ...
¿Y el embarazo o el nacimiento de su primer hijo ... ?
¿Y el casamiento de los amigos ... ?
¿Y el viaje más deseado ... ?
¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano ... ?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?.... ¿horas?, ¿días? ...
Así vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos.... cada momento.
Cuando alguien muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque ESE es, para nosotros, el único y verdadero tiempo VIVIDO.
Es un cuento muy bonito y del que aprendes algo importante y que te puede ayudar cuando ves que las cosas no te salen bien. Os recomiendo que lo leáis de vez en cuando.

En este día especial, yo solo quería poner la chispa para que recordéis todo lo bonito que ha rodeado vuestras vidas y poder compartirlo con vosotros de la mejor manera, que es haciendo memoria de lo que en estos 18 años he podido vivir con vosotros.
Tenéis que recordar a todos vuestros maestros. Como no puedo nombrarlos a todos, los nombres propios que dé, serán nombres de conjuntos equivalentes cuyos elementos son todos los maestros que se han cruzado en vuestras vidas.

El primer conjunto del que no quiero olvidarme y por tanto que creo que debe aparecer en vuestra libreta es el formado por las Mª Dolores de administración, Ana y José Manuel, los porteros, Paco, Ramón y Paco Gascón, Toni y antes Juanjo, las señoras de la limpieza y todo el personal que no da clase, pero que sin ellas, esto no funcionaría. Ellos han hecho que pudierais tener todo lo que necesitabais y han intentado como los profesores que hicierais las cosas bien.

Ya metiéndonos en el recuerdo de una línea del tiempo imaginaria, vamos a intentar recordar lo que nos ha pasado estos años.

Cuando estabais en infantil, yo empezaba a trabajar con un contrato fijo y con un horario completo. Qué contentos estábamos por lo importantes que nos sentíamos. Ya íbamos al cole. Los primeros años de primaria, seguíamos sintiéndonos los más importantes del mundo, además cada vez éramos más mayores en el patio.

Recordad  también el final de la primaria. ¡Qué nervios! Ahora sí que ibais a ser mayores, y nada más y nada menos que en cada asignatura tendríais un profe. Por esa época, a mí me dijeron si quería ser coordinador pedagógico de secundaria. ¡Qué miedo!, pero qué responsabilidad. Qué casualidad. ¿Entendéis por qué siento este paralelismo entre vuestra vida y mi vida en el colegio?
Quiero aquí homenajear a todos mis compañeros de primaria, y en su nombre los coordinadores, Paco Molina, Manel Camp, Amparo Puig, Mª Ángeles Carballo y Mónica Encarnación. Ellos coordinaron en algún momento ese ala del cole en la que pasasteis los primeros años.

Empezáis la secundaria y yo, de jefecillo. No sé si os acordaréis, pero yo sí me acuerdo de la cara de alguno de vosotros en las reuniones de tutores, protegidos por los que os enseñaban en los primeros cursos de secundaria, muchos nombres propios capitaneados por Juan Ángel Prósper, Laura Peiro y después Quique Contell que junto con los coordinadores de Pastoral, Lucía Ramón, Mario Contell, Marina Zaragozá, todos los profes, Felipe, Cristina Costa y conmigo, intentábamos que vuestra formación fuese la mejor posible, una educación íntegra. En esa época disfrutasteis mucho, sobre todo con los viajes, y descubristeis muchas cosas. Yo también aprendí mucho. A algunos de vosotros os tuve castigados en mi despacho e incluso os firmé algún apercibimiento, pero eso no lo escribimos en nuestra libreta de cosas para recordar, ¿verdad?

Mi camino y el de algunos de vosotros, coincidió en las aulas en 4º de ESO. Espero que recordéis los buenos momentos. Yo sí que lo hago, de hecho tengo apuntados muchos minutos diciendo tonterías para despertarnos en las pesadas clases de trigonometría.

Cuando llegasteis a 1º de bachiller, yo ya no era coordinador. Me tomé un descanso. Muchas cosas cambiaron en vuestras vidas y en la mía. Para vosotros comenzaba una etapa en la que las décimas eran importantes, en la que parecía que empezabais de nuevo porque os encontrasteis con muchos compañeros que venían nuevos al centro.

También permitidme nombrar a mis compañeros personalizados en Antonio Moya, nuestro coordinador y Fernando Soto el director actual. Y como no, homenaje especial a la persona que fue mi directora en los años en los que fui el jefe de estudios, Mª José Batllés, un besazo dire.

El último curso, llegamos a “la Comarca” cual Hobbits bonachones y de pies grandes, donde nos esperaban los profes encarnados en Aragorn hijo de  Arathorn II, Arwen, Legolas y no sé si algún que otro Sauron. Seguro que no, aunque si ha habido alguno, o algún Golum, que también, siempre estaba Antonio, al que regalo este guiño, que emulando a Gandalf el blanco, ha sabido dirigirnos por el camino correcto.

Quiero también hacer especial mención a todos los padres escolapios con los que hemos compartido estos años y que nos han entregado la posibilidad de dedicarnos a esto de la educación, traspasándonos el legado de San José de Calasanz. Quisiera personalizar a todos en el P. Andrés Sánchez, el P. Carles Such, el P. Paco Montesinos y permitidme una mención especial al rector con el que empecé, el P. José Luis Zanón.

Y así, tan acompañados siempre, hemos llegado a la mayoría de edad, vosotros y yo.

En definitiva, he querido recordar y que recordéis, aunque sea en un flash, lo bueno que nos ha pasado estos años, y así podáis construir una vida mejor.

Un referente para mí ha sido el gran Albert Einstein que decía sobre la vida:

“La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.” NO OS QUEDÉIS MIRANDO LO QUE PASA, POR FAVOR.

“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.” NO SEÁIS ESTÚPIDOS, POR FAVOR.

“Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.” VIVID PARA LOS DEMÁS, POR FAVOR

“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.” PENSAD QUE SI QUERÉIS, PODÉIS, SEGURO. POR FAVOR CREED EN VOSOTROS.

Si habéis estado atentos, con el cuento y a través de Einstein, he podido deciros algunas de las cosas que los educadores siempre queremos que os llevéis del colegio.
No quisiera terminar sin hacer una referencia a la música, de la Nietzsche dijo: “Sin música, la vida sería un error”. A mí también me lo parece, ya que si hay algo que me da felicidad además de tener el privilegio de poder leer historias y aprender de ellas, es tener el doble privilegio de poder escuchar historias con las canciones, porque las canciones mejoran las palabras.
Uno de mis cantantes favoritos es Joaquín Sabina. En una de sus canciones, para mí de las más bonitas, Sabina dice:

“¿Quién me ha robado el mes de abril?
¿Cómo pudo sucederme a mí?
¿Pero quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
dónde guardo el corazón”.

Pues hoy os he propuesto en mi nombre, en el de mis compañeros y vuestros padres una última lección que espero que llevéis siempre en el corazón. A partir de ahora, además de disfrutar de aprender, de vez en cuando, abrid el cajón en el que guardáis el corazón, rescatad el mes de abril para poder vivirlo con quiénes amáis y regaládselo a los que tenéis alrededor.
En nombre de todos los profes que habéis tenido, muchas gracias por haber sido un trocito de nuestras vidas. Gracias a vosotros, nuestro mes de abril dura más allá de los 18 años.

OS QUIERO. HASTA SIEMPRE.

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