Algunos alumnos y padres me han pedido que suba el discurso.
Aquí lo tenéis para cuando lo queráis leer.
Muchas gracias a todos los que me habéis escrito agradeciendo mis palabras
Agraïments
Ana, Rebeca, vull
escriure aquest paràgraf en una de les meues llengües, però será curtet, només
per agrair-vos l’ajuda que m’haveu donat per a poder redactar millor aquest
discurs. La llengua és fonamental per a poder trasmetre els coneiximents, per
tant, la vostra tasca és molt important. A més a més lluiteu sempre perquè la
llengua no siga un arma política sinó una manera per què ens entenguem, i poguem
sempre construir amb ella, i mai més destuir amb ella. Gràcies.
A veure si així aprove
el nivell II i el mitjà.
Buenas tardes a todos y
a todas.
Cuando
Fernando me dijo que tenía que hacer este discurso, después de tranquilizarme y
pensar que en el fondo me aprecia, intenté inventar una excusa para librarme de
ello. Al no encontrar nada creíble, decidí que era una oportunidad única para
poder explicar bien el método de integración de las funciones racionales con
denominador un polinomio de raíces complejo conjugadas. Ya me veía buscando con
los de ciencias y ciencias sociales logaritmos neperianos y arcotangentes y a
los de humanidades, emocionados por descubrir un campo en sus vidas con tanto
poder de atracción…Buff
Salí
del sueño de la siesta y entonces me puse a pensar: ¿qué podría regalar este
día? El mensaje que llevara el discurso, me gustaría que fuese compartido por
todos los educadores del cole y por todos los educadores de los colegios de
procedencia de los muchos alumnos que entrasteis en el colegio en primero de
bachiller.
Decidí
no transmitiros solo un mensaje más, sino que se notara que sale de mi corazón.
¡Vamos a ver si lo consigo!
El año 1995 fue un año normal comenzado en
domingo. La Organización de las
Naciones Unidas lo declaró «Año
mundial de conmemoración de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial» y «Año
de las Naciones Unidas para la tolerancia». Este año, fue el año en el que se
empezó a utilizar el Windows 95 e internet explorer, fue el año en el que se
acordó la creación del Euro.
Pero,
¿Por
qué os hablo de 1995?
1995, es
el año en el que la mayoría de vosotros comenzasteis a disfrutar del mayor
regalo que una persona puede dar a otra y que recibisteis de los que más os
quieren, vuestros padres. Este regalo, la vida, ha llegado a su primera mayoría
de edad en cada uno de vosotros y es un buen momento para hacer balance.
Pero
ese año, ocurrió algo, también muy importante para mí. El 1 de septiembre de
1995 me casé y recibí un regalo muy poco común, que iba a marcar mi futuro. El
1 de septiembre de ese año comencé a trabajar de profe en el colegio San José
de Calasanz (bueno, ese año me libré de las tediosas reuniones de principio de
curso porque estaba de viaje de novios en París, algo único, lo de librarse de
las reuniones quiero decir).
También,
como vosotros, he alcanzado mi mayoría de edad en el colegio y es buen momento
para hacer balance.
¿Será
el destino? Yo no creo en esas cosas, siempre he pensado que de vez en cuando
hay que revisar el pasado, para poder entender el presente y así construir un
futuro.
Para
empezar a entender el mensaje, quiero leer unos fragmentos de un cuento
precioso de Jorge Bucay. En él, se cuenta que un buscador encuentra en su
camino un cementerio en el que todos los que allí están enterrados tienen una
muy corta edad. Dice así:
Sus ojos
eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras,
aquella inscripción:
Abdul Tareg,
vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.
Se
sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una
piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad
estaba enterrado en ese lugar.
Mirando a su
alrededor el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una
inscripción. Se acercó a leerla, decía:
Yamir Kalib,
vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas.
El buscador
se sintió terriblemente conmocionado.
El
personaje se extraña mucho de lo que ve en ese cementerio y se siente triste,
hasta que un anciano que cuida de él, le explica el sentido de lo que en las
lápidas está escrito. Os lo leo:
El anciano
se sonrió y dijo:
- Puede Ud.
serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja
costumbre. Le contaré...
Cuando un
joven cumple 15 años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo
aquí, colgado al cuello.
Y es
tradición entre nosotros que a partir de allí,, cada vez que uno disfruta
intensamente de algo, abra la libreta y anota en ella:
a la izquierda, qué fue lo disfrutado...
a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.
a la izquierda, qué fue lo disfrutado...
a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.
Conoció a su
novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer
de conocerla?, ¿una semana?, ¿dos?, ¿tres semanas y media? ...
Y después
... la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto
duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana? ...
¿Y el
embarazo o el nacimiento de su primer hijo ... ?
¿Y el
casamiento de los amigos ... ?
¿Y el viaje
más deseado ... ?
¿Y el
encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano ... ?
¿Cuánto
tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?.... ¿horas?, ¿días? ...
Así vamos
anotando en la libreta cada momento que disfrutamos.... cada momento.
Cuando alguien muere, es nuestra
costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo
sobre su tumba, porque ESE es, para nosotros, el único y verdadero tiempo
VIVIDO.
Es un cuento muy bonito
y del que aprendes algo importante y que te puede ayudar cuando ves que las
cosas no te salen bien. Os recomiendo que lo leáis de vez en cuando.
En este día especial,
yo solo quería poner la chispa para que recordéis todo lo bonito que ha rodeado
vuestras vidas y poder compartirlo con vosotros de la mejor manera, que es
haciendo memoria de lo que en estos 18 años he podido vivir con vosotros.
Tenéis que recordar a
todos vuestros maestros. Como no puedo nombrarlos a todos, los nombres propios
que dé, serán nombres de conjuntos equivalentes cuyos elementos son todos los
maestros que se han cruzado en vuestras vidas.
El primer conjunto del
que no quiero olvidarme y por tanto que creo que debe aparecer en vuestra
libreta es el formado por las Mª Dolores de administración, Ana y José Manuel,
los porteros, Paco, Ramón y Paco Gascón, Toni y antes Juanjo, las señoras de la
limpieza y todo el personal que no da clase, pero que sin ellas, esto no funcionaría.
Ellos han hecho que pudierais tener todo lo que necesitabais y han intentado
como los profesores que hicierais las cosas bien.
Ya metiéndonos en el
recuerdo de una línea del tiempo imaginaria, vamos a intentar recordar lo que
nos ha pasado estos años.
Cuando estabais en
infantil, yo empezaba a trabajar con un contrato fijo y con un horario
completo. Qué contentos estábamos por lo importantes que nos sentíamos. Ya
íbamos al cole. Los primeros años de primaria, seguíamos sintiéndonos los más
importantes del mundo, además cada vez éramos más mayores en el patio.
Recordad también el final de la primaria. ¡Qué
nervios! Ahora sí que ibais a ser mayores, y nada más y nada menos que en cada
asignatura tendríais un profe. Por esa época, a mí me dijeron si quería ser
coordinador pedagógico de secundaria. ¡Qué miedo!, pero qué responsabilidad.
Qué casualidad. ¿Entendéis por qué siento este paralelismo entre vuestra vida y
mi vida en el colegio?
Quiero aquí homenajear
a todos mis compañeros de primaria, y en su nombre los coordinadores, Paco
Molina, Manel Camp, Amparo Puig, Mª Ángeles Carballo y Mónica Encarnación.
Ellos coordinaron en algún momento ese ala del cole en la que pasasteis los
primeros años.
Empezáis la secundaria
y yo, de jefecillo. No sé si os acordaréis, pero yo sí me acuerdo de la cara de
alguno de vosotros en las reuniones de tutores, protegidos por los que os
enseñaban en los primeros cursos de secundaria, muchos nombres propios
capitaneados por Juan Ángel Prósper, Laura Peiro y después Quique Contell que
junto con los coordinadores de Pastoral, Lucía Ramón, Mario Contell, Marina
Zaragozá, todos los profes, Felipe, Cristina Costa y conmigo, intentábamos que
vuestra formación fuese la mejor posible, una educación íntegra. En esa época disfrutasteis
mucho, sobre todo con los viajes, y descubristeis muchas cosas. Yo también
aprendí mucho. A algunos de vosotros os tuve castigados en mi despacho e
incluso os firmé algún apercibimiento, pero eso no lo escribimos en nuestra
libreta de cosas para recordar, ¿verdad?
Mi camino y el de
algunos de vosotros, coincidió en las aulas en 4º de ESO. Espero que recordéis
los buenos momentos. Yo sí que lo hago, de hecho tengo apuntados muchos minutos
diciendo tonterías para despertarnos en las pesadas clases de trigonometría.
Cuando llegasteis a 1º
de bachiller, yo ya no era coordinador. Me tomé un descanso. Muchas cosas
cambiaron en vuestras vidas y en la mía. Para vosotros comenzaba una etapa en
la que las décimas eran importantes, en la que parecía que empezabais de nuevo
porque os encontrasteis con muchos compañeros que venían nuevos al centro.
También permitidme nombrar
a mis compañeros personalizados en Antonio Moya, nuestro coordinador y Fernando
Soto el director actual. Y como no, homenaje especial a la persona que fue mi
directora en los años en los que fui el jefe de estudios, Mª José Batllés, un
besazo dire.
El último curso,
llegamos a “la Comarca” cual Hobbits bonachones y de pies grandes, donde nos
esperaban los profes encarnados en Aragorn hijo de Arathorn II, Arwen, Legolas y no
sé si algún que otro Sauron. Seguro que no, aunque si ha habido alguno, o algún
Golum, que también, siempre estaba Antonio, al que regalo este guiño, que
emulando a Gandalf el blanco, ha sabido dirigirnos por el camino correcto.
Quiero también hacer
especial mención a todos los padres escolapios con los que hemos compartido
estos años y que nos han entregado la posibilidad de dedicarnos a esto de la
educación, traspasándonos el legado de San José de Calasanz. Quisiera
personalizar a todos en el P. Andrés Sánchez, el P. Carles Such, el P. Paco
Montesinos y permitidme una mención especial al rector con el que empecé, el P.
José Luis Zanón.
Y así, tan acompañados
siempre, hemos llegado a la mayoría de edad, vosotros y yo.
En definitiva, he
querido recordar y que recordéis, aunque sea en un flash, lo bueno que nos ha
pasado estos años, y así podáis construir una vida mejor.
Un referente para mí ha
sido el gran Albert Einstein que decía sobre la vida:
“La vida es muy
peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a
ver lo que pasa.” NO OS QUEDÉIS MIRANDO LO QUE PASA, POR FAVOR.
“Hay dos cosas
infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.”
NO SEÁIS ESTÚPIDOS, POR FAVOR.
“Vivimos en el mundo
cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.”
VIVID PARA LOS DEMÁS, POR FAVOR
“Hay una fuerza motriz
más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.”
PENSAD QUE SI QUERÉIS, PODÉIS, SEGURO. POR FAVOR CREED EN VOSOTROS.
Si habéis estado
atentos, con el cuento y a través de Einstein, he podido deciros algunas de las
cosas que los educadores siempre queremos que os llevéis del colegio.
No quisiera terminar
sin hacer una referencia a la música, de la Nietzsche dijo: “Sin música, la
vida sería un error”. A mí también me lo parece, ya que si hay algo que me da
felicidad además de tener el privilegio de poder leer historias y aprender de
ellas, es tener el doble privilegio de poder escuchar historias con las
canciones, porque las canciones mejoran las palabras.
Uno de mis cantantes
favoritos es Joaquín Sabina. En una de sus canciones, para mí de las más
bonitas, Sabina dice:
“¿Quién me ha robado el
mes de abril?
¿Cómo pudo sucederme a
mí?
¿Pero quién me ha
robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
dónde guardo el
corazón”.
Pues hoy os he
propuesto en mi nombre, en el de mis compañeros y vuestros padres una última
lección que espero que llevéis siempre en el corazón. A partir de ahora, además
de disfrutar de aprender, de vez en cuando, abrid el cajón en el que guardáis
el corazón, rescatad el mes de abril para poder vivirlo con quiénes amáis y regaládselo
a los que tenéis alrededor.
En nombre de todos los
profes que habéis tenido, muchas gracias por haber sido un trocito de nuestras
vidas. Gracias a vosotros, nuestro mes de abril dura más allá de los 18 años.
OS QUIERO. HASTA
SIEMPRE.
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